Antítesis de un orgasmo.
… estaban ahí si ni siquiera querer estarlo, simplemente las condiciones, situaciones los llevaron hasta ahí, dejándose llevar por un instinto más… simplemente el carnal.
“Sin movimiento, como una lagrima, que corre por tu cuerpo, lamiéndote toda la piel”1, eso dice una canción, que deseaba hacerla realidad, por lo menos unos de ellos.
Dos personas deseando ser complacidas más no complacientes se encuentran y se produce un antítesis orgásmica, jugando hacer el amor cuando ni a besar saben jugar.
Palabras que se producen en metódicas y largas mentiras, que de sobra las entienden como propias y absolutas verdades, cuando la falacia más grande se produce en las inaugurables caricias de su primer intento de amor.
Uno o dos tragos para llenar el vació que el encuentro representa, llenarse de valor para alucinar un encuentro romántico, pasional, orgásmico y así llevar a esta falacia por el camino a su metamorfosis en la mente de cada uno de ellos.
Uno de ellos desea sentirse importante, amado, apetecido y complacido desea que la lengua del otro recorra todo su cuerpo hasta culminar en su lugar estelar y ¿que pasa por el otro lado? … también lo desea, pero en este encuentro así como en la selva, la ley del más fuerte impera y solo uno obtendrá el premio… su orgasmo individual.
Después de todo son dos invididuos y como la palabra lo dice; individuales, que apenas se conocen ¿acaso alguno de ellos se ha preguntado si el otro esta bien, si siente igual el placer? ¿Alguno de ellos se preguntara mañana por el otro? Tal vez uno de ellos si, y será aquel que creyó en el resultado de la metamorfosis de su propia falacia.
Llega la hora de la personificación de las imágenes del libro del amor que tantas veces han anhelado seguir, la diferencia es que en él se maneja la unión del cuerpo y del espíritu, el perfecto equilibro del ser y estar, aquí en este momento uno de ellos esta pensando estar en otro lugar, en otro momento junto a otra persona.
La mente juega con cada uno de ellos que intentan seguir a su cuerpo pues ellos los individuos conocen únicamente su cuerpo y quieren resultados, pero aquí en el juego de hacer el amor, ese juego donde les han enseñado que es un acto de eso, de amor, solo encuentran movimientos sistemáticos poco convencionales para si mismos como para el otro y con la total carencia de toda sensación espiritual, emocional incluso carnal.
Hacer el amor en este momento lo consideran extraño y ajeno, pero están ahí intentando creer, que ese momento es un acto de amor y de entrega total; absurdo les parece lo total; cuando con tantas reservas juegan con sus propias lenguas y con las fantasías ajenas; las del otro, que evoca un multiorgasmo aun cuando ni a la excitación ha llegado.
Han pasado más de un par de horas desde su encuentro y menos de 30 minutos desde su unión estrictamente anatómica y el tedio que la situación encarna, logra que el individuo ansíe que el momento culmine para volver a su atormentada existencia que lo ha arrastrado ahí, obteniendo una tristeza inmortal mucho más amarga que la que tenia minutos antes del encuentro, tristeza que no podrá disfrazar ni con valium.
Los fluidos corporales se han hecho presentes, en alguno de ellos por lo menos es seguro. Por el otro lado, tendrá que guardar su humedad para otro momento que espera con ansiedad que sea más sugestivo que esa noche.
Abrazos mas obligados que anhelados se hacen presentes, como disimulando un “gracias” un “te amo”.
Es tarde todo vuelve a la atormentada realidad y el aquí no ha pasado nada se personifica aunque realmente ahí no paso nada.